Monday, April 29, 2013

The Power of Books

We all had that moment in childhood didn’t we… when the pretty pictures in books suddenly came second to what the pages were actually saying. (Well, for some people, maybe that hasn’t happened yet.) But for a time, shorter or longer depending on the individual, it was a book’s illustrations which were a big factor in what drew us to a particular book.

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William Blake
Illustration from The Book of Ahania, plate 2, 1795.
Intaglio etchings, designs colour-printed, 28.8 x 23.2 cm.
Rosenwald Collection, Library of Congress, Washington, D.C.


Friday, April 26, 2013

Tiere essen

Im Frühjahr 2013 ging ein Aufschrei durch Deutschland: Pferdefleisch – in unserer Lasagne? Kein Tag verging, ohne dass mit dem Finger auf mindestens eine weitere Supermarktkette gezeigt wurde, die Wendys besten Freund als Fertiggericht im Sortiment hatte.

Viele waren schockiert über diesen Etikettenschwindel – aber warum eigentlich? Weil uns die Entscheidung abgenommen wurde, welches Tier wir essen und welches wir gern haben sollen? Weil wir die Illusion der Kontrolle über unser eigenes Essverhalten somit endgültig abgeben mussten?

Oder vielleicht doch, weil uns ein ums andere Mal vor Augen geführt wird, dass wir uns nicht allzu erhaben fühlen sollten – weder über Tiere, die ebenfalls Fleischfresser sind, noch über Menschen aus anderen Ländern, bei denen Hund, Katze oder Ratte ganz selbstverständlich auf der Speisekarte zu finden sind.

Sunday, April 21, 2013

Boys and their Toys

I have to admit, that despite my degree, I am not much of a news junkie. I found the news in the US entirely too depressing – as they rarely report the whole story or about anything that is worthy of the attention it is given. Seriously guys? The whole nation needs to be let in on the (what will sooner than later be considered an itty-bitty) scandal at Rutgers? Move on; leave Rutgers alone; it’s not relevant to anyone that wasn’t in that video. ::exits THAT soap box::

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Peter Paul Rubens, Man in a Korean Costume, 1617.
Black chalk with touches of red chalk in the face, 38.4 x 23.5 cm.
The J. Paul Getty Museum, Los Angeles.


So, when the grapevine informed me

Thursday, April 18, 2013

“Who knows how to make love stay?”*

You’re tired. You want to go home and sleep off this week of relentless deadlines, but your friends insist that dancing will be much more effective. You go, you dance, you laugh, you still think about your pillows. There, across the room, their eyes catch yours and smiles slowly spread across your faces. You’ve never met before, but surely something so familiar couldn’t be imagined. You talk, you feel shy, you feel emboldened; you exchange phone numbers. You fall asleep before your head hits the pillow, but they left a smile on your lips.

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Gertard ter Borch the Younger, Dancing Couple, 1600.
Oil on canvas, 76 x 68 cm.
Polesden Lacey, Surrey.


You date. You have the important things in common

Wednesday, April 17, 2013

Paisajes antiguos y modernos

Hay dos tipos de personas, a las que les gustan los retratos y a las que les gustan los paisajes. Personalmente soy una de las personas de paisaje, en mi cámara de fotos raramente encontrarás un primer plano de una persona, y desde luego, ni una foto mía (no es que piense que las fotos roban el alma, pero casi).

Runge (sí, el de la esfera) dijo que «todo conduce necesariamente al paisaje» y no puedo estar más de acuerdo. Absolutamente todo lo que vemos es, o contiene, un paisaje, aunque a veces nos neguemos a reconocerlo con la excusa de que «no es naturaleza». Es tan importante que hasta la UNESCO recomienda su protección (cosa que no tardaremos en agradecer, viendo el camino que llevamos).

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J.M.W.Turner, El valle de Ashburnham, 1816.
Acuarela sobre papel, 38 x 56,4 cm.
The British Museum, Londres.


Una acción discutible

Todo empezó una mañana del 8 de julio de 1853. El comodoro Matthew Calbraith Perry a bordo del USS Susquehanna llegó a las costas de Japón, al puerto de Edo (actual Tokio), con la intención de negociar un tratado comercial con EE.UU. Sus demandas eran la apertura de al menos un puerto al comercio extranjero y la seguridad de que las propiedades y pescadores americanos serían respetados. Al verse opuesto por una negativa amenazó con emplear la muy superior fuerza armamentística de que disponía. Ante semejante disparidad, los gobernantes japoneses no tuvieron otra opción que ceder. El tratado se firmó el 31 de marzo de 1854. Este singular evento tuvo drásticas consecuencias para la sociedad japonesa. Al principio, los shogunes, los daimyos y los samuráis ―comandantes en jefe, grandes lores y guerreros que ostentaban el poder real tras el emperador figurante― se resistieron e intentaron conservar el orden feudal existente. Se sucedieron años de numerosas refriegas hasta que en 1868, el que se conoce como el último samurái, Saigō Takamori, sucumbió a las fuerzas del general Tateki en una dura batalla que frustró todo futuro levantamiento al demostrar la superioridad de las armas modernas frente a la tradición.

Derrotados los samuráis y sus privilegios, comenzó una nueva era, conocida como la Restauración de Meiji. Esta supuso la apertura de Japón a occidente en forma de intercambios comerciales y culturales. Lo que siguió a esta apertura fue que el arte japonés se dio a conocer en Europa, principalmente en forma de impresiones xilográficas de los maestros del ukiyo-e ―nada que ver con electrónico, pues significa «imágenes del mundo flotante»― que pudieron verse por primera vez en la Exposición Universal de Londres en 1862, donde fueron una de las principales atracciones. Posteriormente, en la Exposición Universal de París de 1867, este arte se dio a conocer entre los artistas franceses quienes rápidamente lo absorbieron y se empezaron a servir de sus características para sus nuevas creaciones. Lo que les atraía de este nuevo arte eran sus figuras alargadas, las composiciones asimétricas, la perspectiva aérea, los espacios vacíos excepto por abstracciones de color y línea, y su interés por los singulares motivos decorativos. De esta manera, empezando por los impresionistas y llegando hasta los cubistas, muchos fueron los autores que se apoyaron en estos nuevos elementos para romper con las convenciones academicistas que consideraban opresoras.

 

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Claude Monet, Alameda en el río Epte, 1891.
Óleo sobre lienzo, 100 x 65 cm.
Colección privada.

 

Quien no dudó en abrazar este nuevo estilo para conseguir variados efectos en su pintura fue Vincent van Gogh, pues llegó incluso a realizar copias de algunas estampas de Hiroshige con la intención de estudiar a fondo su atrevida temática, sus colores intensos y la elegancia y sencillez de sus seguras líneas. En algunos trabajos posteriores de van Gogh se puede todavía apreciar esta influencia permanente en los contornos negros, el contraste de colores y las composiciones recortadas, características estas propias de los grabados japoneses.

Utagawa Hiroshige es el artista de ukiyo-e más reconocido en Japón y menos reconocido en el mundo occidental. Aunque La gran ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai, es el ejemplo de estampa más repetido y en occidente todos le tienen por el mejor artista, en la lejana isla oriental este desconocimiento del que ellos consideran el gran maestro de la xilografía les hace sonreír. Para subsanarlo, la Pinacoteca de París presentó recientemente una exposición doble, L'art du voyage, en la que confrontaba la obra de de Vincent van Gogh a la de este genial artista, su principal inspiración.  El título de la muestra hace referencia no sólo a los viajes de Hiroshige desde Edo a Kioto, donde produjo una cincuentena de estampas, sino también al viaje interior que propone al observar la naturaleza en sus cuatro estaciones, contemplar el pasar del tiempo y examinar la vida de la ciudad como exceso de sensaciones que esta ofrece al cuerpo. Un lujo que fue descubierto en Europa en el siglo XIX y que ahora añadimos nosotros a nuestra colección.

 

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Utagawa Hiroshige, En los predios del santuario Akiba en Ukeji. Ukeji Akiba-no keidai, agosto de 1857.
Grabado en madera y color, 36 x 24 cm.
Museo de Arte de Brooklyn, Nueva York.

 

Pocas veces una expedición con intenciones tan mundanas y egoístas resultó en un beneficio tan extenso y renovador. Si no hubiera sido por el comodoro Calbraith, o más bien por el afán expansionista estadounidense, no sabemos cuándo hubiéramos tardado en poder disfrutar de este lindo hallazgo que sirvió a tantos artistas para renovar el orden pictórico establecido. Por una vez, agradezcamos las buenas consecuencias de una discutible acción que no hizo, nada más y menos, sino abrir las puertas a la modernidad.

En Parkstone tenemos los libros de Mikhail Uspensky y Edmond de Goncourt, Hiroshige y Ukiyo-e (en francés) respectivamente, que te servirán de iniciación para este viaje de fantasía y tradición que nos proponía la Pinacoteca de París. 

Tuesday, April 16, 2013

El pequeño gran país

Cualquier oportunidad es buena para ir a Escocia. Cuando estuve viviendo allí recuerdo que el eslogan del momento decía que era el mejor país pequeño del mundo. Sinceramente, esto de los eslóganes de las ciudades, regiones o países siempre me ha parecido divertido, sobre todo por la capacidad inventiva de los publicistas para promocionar ciertos lugares con las frases más exageradas. Ahora mismo se me vienen a la cabeza dos de mis favoritos: «Cantabria infinita» y «Castilla y León, cada día un fin de semana». ¿Cómo vamos a dejar de ir a dos lugares así? Combinados, digo yo, sería algo así como el paraíso, ¿no? ―que no se asuste Corocotta que de momento los castellanos se conforman con ser un puerto seco―. Pero volvamos a Escocia. Su eslogan, que conste, no fue inventado por una agencia de publicidad, sino por el anterior Primer Ministro, y es que el país al norte del muro de Adriano es de sobra conocido por su capacidad inventiva. Basta solo pasar una tarde en el pub para que le crezca el orgullo patrio a algún «local» y nos haga una extensa lista de todas aquellas cosas que han inventado a lo largo de la historia. En todos los campos imaginables. Aunque a medida que se vaya calentando la tarde, y las tardes en Escocia solo se calientan de una manera, es muy probable que intente convencernos de que incluso el McDonald’s, la música rock ―los antepasados de Elvis eran de Caledonia (?)―, o hasta el mundo moderno, gracias a la hipótesis de Arthur Herman, son de origen escocés. Algunos defienden, y aquí es donde entra en juego la tesis de Herman, que las causas de todas estas invenciones son el período de la Ilustración que se desarrolló en el siglo XVIII, o el hecho de que fuera el primer país en diseñar un sistema de educación pública general allá por el siglo XV. Yo, por mi parte, siempre he pensado que, aparte de todos estos elementos que seguramente tendrán algo que ver, lo más probable es que si tienes que quedarte en casa todo el año debido al frío que hace lo lógico es que acabes inventando algo, aunque solo sea para distraerte. Y más teniendo en cuenta que por aquel entonces no había televisión.

 

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Joseph Mallord William Turner, Loch Coruisk, Skye, 1831. Acuarela sobre papel, 8,9 x 14,3 cm. The National Gallery of Scotland, Edimburgo.

 

Pero no todo en la vida son inventos y adaptaciones de otros inventos. Escocia está plagada de muchos otros atractivos que no hace falta que me ponga a detallar, ya que ellos solos saben hacerse la publicidad muy bien. Pocos países han conseguido convencer a tanta gente de poseer una cultura ancestral basada en inventos modernos. Y si no os lo creéis investigad sobre los orígenes de la gaita o de la falda. Aquí me veo en la obligación de hacer un inciso y retirar lo que acabo de decir, pues si esto lo leyera por casualidad algún escocés lo más probable es que me tirara al suelo de un barrigazo por llamarle falda a su atuendo nacional, el kilt. Dicho queda. ¿Y qué me decís del monstruo del Lago Ness? Una obra maestra, eso es lo que pienso yo.

Lo que ciertamente es innegable es la historia literaria que atesoran y que ha hecho pasar grandes momentos a generaciones de lectores de todos los países del mundo. Scott, Doyle o Stevenson son solo algunos de los nombres que pueblan en la historia de los grandes escritores y que a mí personalmente más me han hecho disfrutar. Todos ellos encontraron su inspiración en esa ciudad encantada que es Edimburgo y que da hogar a tantas fantasías y leyendas. Y aquí es donde llego al objetivo de esta entrada, pues en Edimburgo es donde hace poco se celebró el premio BP al mejor retrato del año 2012, que obtuvo Aleah Chapin por su obra Auntie. La exposición, BP Portrait Award 2012, tuvo lugar en el magnífico edificio de la Scottish National Portrait Gallery y contó con la presencia de cincuenta y cinco trabajos que se seleccionaron de entre más de 2000 propuestas internacionales. Como curiosidad diremos que el segundo premio se lo llevó el español  Ignacio Estudillo por su obra El abuelo.

 

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Aleah Chapin, Auntie, 2012.
Óleo sobre lienzo, 147,32 x 96,52 cm.

 

Así que no perdáis la oportunidad de acudir a esta encantadora ciudad, en todos sus sentidos, y presentaros en la Portrait Gallery aunque ya haya pasado la exposición, porque ya habéis visto la cantidad de emociones que la visita os puede deparar. Para profundizar sobre el sujeto de los retratos en Parkstone tenemos el libro de Victoria Charles y Klaus H. Carl, 1000 Portraits of Genius (en inglés), que os puede ayudar a conocer la historia de este arte. 

Role Models

The Role Model Essay. Yep, I can hear the groans now. Remember that wonderful paper that you had to write in high school, which perhaps even swayed the college acceptance letter towards a yes or a no? Well, that’s the subject I’m going to be pontificating about today.

I can smugly sit here and say that I never had to write such an essay. However, that does not mean that I never thought about it. Please, with all of the American teen drama shows/films/series, there is no escaping that one second of seeing the angst of ‘Who do I write about’ and wondering about it for yourself! (Possible references here may include Spanglish – you know, Adam Sandler, Paz Vega; Gilmore Girls with the incomparable Alexis Bledel; Dawson’s Creek – Katie Holmes, Michelle Williams, Joshua Jackson, James Van Der Beek; and there were a fair few essays in Boy Meets World!).

The obvious ones spring to mind: Mother Theresa, Bill Gates, Sports figures, Humanitarian Actors and Actresses, etc. Great. All fine. But admittedly, for this kind of essay – as subjects, they are a bit overdone. So, in order to diversify somewhat, allow me to propose a lesser-known candidate. Ok, so, high school may be over, but I think that it is definitely worthwhile to pay attention to the hidden humanitarians and those contributors to the arts who have not been lauded as such. James T. Dyke is one such person.

 

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Georges Lemmen
Madame Lemmen Reading, 1907.
Watercolour and gouache on paper.
Dyke Collection and National Gallery of Art, Washington, D.C.

 

Those who are heavily involved within the art world will, I’m sure, be aware of who this man is. For those of you who aren’t, allow me to explain. James T. Dyke is one of the foremost American collectors of 19th- and 20th-century French drawings and prints. He has been an avid collector for over thirty years, resulting in a spectacular collection of art. However, this is not why I believe that he should be put into the spotlight. No, it is for his generosity and commitment to culture that he deserves some recognition. It is his collection of French drawings which is in the National Gallery of Art, and it was he who made this exhibition possible. As Chairman of the Trustees’ Council, he not only made his collection available to the public, but he also permanently donated several of the pieces to the Gallery. What’s more, this exhibition is open free of charge to the public. His philanthropy is not purely arts-based however, as numerous donations in his name can be traced to medical sciences and the National Guard, amongst others. So, there it is – culture, generosity, and commitment to the arts. Could you ask for anything more?

 

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Edgar Degas
Two Women Ironing, c.1885.
Pastel and charcoal on three joined sheets of brown paper.
Dyke Collection and National Gallery of Art, Washington, D.C.

 

To take full advantage of the collection which has been made accessible to the public at Washington’s National Gallery of Art, head over to the Color, Line, Light: French Drawings, Watercolors, and Pastels from Delacroix to Signac exhibition. It will be running until the 26th May 2013, so you can still make it! However, a peek at Victoria Charles’ French Painting could prove to be somewhat easier if you don’t happen to live in the D.C. area.

Thursday, April 11, 2013

Auf Teufel komm raus - Symbolismus im Land der tausend Seen

Der personifizierte Tod, Teufel und Dämonen: Was für Italien die Renaissance und für die Niederlande das Barock war, ist für Finnland der Symbolismus.

Zwei blasse, dunkel gekleidete Buben tragen einen verwundeten Engel auf einer Bahre davon, einer der jungen Träger wirft dem Betrachter einen strengen Blick zu. Der verwundete Engel (1903) von Hugo Simberg (1873-1917) gehört nicht nur zu den bekanntesten Gemälden Simbergs, sondern gilt auch als das Hauptwerk des finnischen Symbolismus, das 2006 von den Besuchern des Ateneums in Helsinki zum „Nationalen Gemälde“ Finnlands gewählt wurde.

 

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Hugo Simberg, Der verwundete Engel, 1903.
Öl auf Leinwand, 127 x 154 cm.
Ateneum Art Museum, Finnish National Gallery, Helsinki.


 

Im Garten des Todes (1896) kümmern sich drei in schwarze Umhänge gehüllte Skelette um die verschiedenen Pflanzen des Hochbeetgartens; während einer der Todesgärtner eine Reihe kleiner Pflänzchen bewässert, drückt ein anderer, der dem Betrachter direkt zugewandt ist, sich mit beiden Händen einen bereits hochgewachsenen langen Blütenstängel an die Brust – ein sanftmütiger Gevatter Tod, eine Geste der Hingabe, ein gut gemeintes Memento mori oder doch eine Warnung? Die leeren dunklen Augenhöhlen lassen keine Deutung zu.

 

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Hugo Simberg, Im Garten des Todes, 1896.
Öl auf Leinwand, 16 x 17 cm.
Ateneum Art Museum, Finnish National Gallery, Helsinki.


 

Neben der Liebe gibt es bekanntlich kaum ein anderes Thema, mit dem sich der Mensch und die Kunst so sehr beschäftigen wie mit dem Tod. Aber liegt es an den langen kalten Wintern, der kurzen Vegetationsperiode oder an den finsteren Nadelwäldern des waldreichsten Landes Europas, dass viele der finnischen Symbolisten eine solch düstere Atmosphäre erzeugten?

Es sind die harten Schwarz-Weiß-Kontraste, die Ernsthaftigkeit der Porträtierten, ihr starrer Blick, ihre blasse, nahezu transparent anmutende Haut und ihre dunkle Kleidung, die ganz gewiss zu diesem Eindruck beitragen.

 

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Ellen Thesleff, Self-Portrait, 1894-95.
Ateneum Art Museum, Finnish National Gallery, Helsinki.


 

Das Ateneum in Helsinki versammelt in der Ausstellung In the Spirit of Symbolism noch bis zum 28. April 2013 Werke der berühmtesten finnischen Symbolisten, darunter neben Hugo Simberg die in einer skandinavischen Künstlerkolonie in Paris tätig gewesenen Maler Akseli Gallen-Kallela (1865-1931) und Magnus Enckell (1870-1925), die nach ihrem Frankreich-Aufenthalt den Symbolismus nach Finnland brachten.

Das im Verlag Parkstone International erschienene Werk Symbolismus von Nathalia Brodskaya bietet eine gute Einführung in die Kunstepoche, die den Versuch wagte, nicht die uns umgebene wahrnehmbare Realität, sondern die „seelische Tiefe“ zu erforschen.

C. Schmidt

«Dejad que vea si mi pie entra en ella»

A veces, parece acertado definir el paso a la edad adulta como una sucesión de mitos despatarrados: narraciones maravillosas que asimilamos en la infancia y cuya falsedad se nos hace evidente con los años. Descubrimos, por ejemplo, que (¡atención, niños!) son las macetas del salón y no los camellos de los Reyes Magos las que se beben el agua que dejamos junto a la chimenea en la víspera la Epifanía, que los ratones no tienen el más mínimo interés por nuestros dientes de leche, que el príncipe encantador nunca llegará montado en su blanco corcel (es más, parece que la realeza sale un poco rana últimamente) y que la Luna en realidad no nos acompaña a casa por las noches.

También hay mitos más pequeños, sutiles y personales que estos. En mi caso, uno de ellos fue el de las zapatillas de cristal de la Cenicienta. La protagonista de este cuento inmortal recibe por gracia del Hada Madrina «vestidos de oro y seda recamados de pedrería (...) [y] unas chinelas de cristal, las más lindas que humanos ojos hayan visto».* Como podéis imaginar, mis pequeños ojos humanos se extasiaban ante la imaginaria belleza de tales zapatos: ¡qué prodigios debía obrar la buena magia del hada para que la Cenicienta bailara hasta la medianoche en ellos, y para que incluso fuera capaz de correr!

 

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Zapato de tacón, 1961.
Diseñado por Roger Vivier.
Cuero, seda, vidrio, plástico, metal e hilo metálico, longitud: 24,8 cm.
Donación de Valerian Stux-Rybar, 1980.
The Costume Institute, The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

 

Por desgracia, mi gozo se cayó a un pozo profundo hace ya unos cuantos años, cuando empecé a estudiar francés —esa arte diabólica que es— y me dijeron que el cristal era probablemente resultado de un equívoco entre los homófonos verre (‘cristal’) y vair (‘cuero de un tipo de ardilla’) del bueno de Perrault allá por el siglo XVII. Así pues, los zapatos que llevaba Cenicienta debían ser de piel curtida más bien mate y cenicienta, como su portadora y como mi espíritu después de tamaña desilusión. (Lástima que Disney hiciera archifamosa la versión francesa y no la de los zapatos bordados de plata y seda de los hermanos Grimm).

 

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John Everett Millais, Cenicienta, 1881.
Lord Lloyd Webber Collection.

 

No obstante, en el fondo tiene más sentido que Cenicienta llevara unos zapatos poco lustrosos, ya que el Príncipe debía enamorarse de su alma pura y su buen corazón, y no de una vestimenta caduca... aunque algo me dice que esta conclusión probablemente sea fruto del razonamiento que los adultos utilizan para suplir el desencanto. En el mundo real no hay chinelas de cristal, chapines colorados, zapatillas rojas ni botas de siete leguas, pero encontramos zapatos vanidosos, arrogantes y llenos de personalidad —manoletinas o merceditas, bailarinas, mocasines, botines, zapatos Oxford, bambas o playeras, plataformas, cuñas, deportivas, sandalias...—. Nos ponemos (o se nos ponen) zapatos por motivos puramente estilísticos, por comodidad, para aliviar el dolor, para ser el foco de las miradas, para que nadie dude de la clase a la que pertenecemos, para ir a la iglesia en domingo, para calzarnos menesteres que nos vienen grandes, para correr maratones, para subir montañas, para soportar largas jornadas de trabajo sin tiempo para sentarnos, para bailar un tango al vaivén de otro... Y así ha venido siendo desde el primer ser humano se atara un trozo de cuero al pie.

En palabras de aquel niño adulto, «Mamá decía que puedes saber mucho de las personas por los zapatos que usan»; y así es como nos presenta el The Costume Institute del MET su colección permanente de 5.000 zapatos de todo el mundo y todas las épocas (desde el siglo XIV hasta la actualidad, y aun anteriores a través de las representaciones artísticas). Y si eres una Gabriela que a menudo pierde un zapato y prefieres quedarte en casa para no arriesgar, no dejes de aprenderlo todo sobre estas obras de arte para los pies con Zapatos, de Klaus Carl.

*Traducción de Teodoro Baró de los Cuentos de Hadas de Charles Perrault (Barcelona: Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1883).

Wednesday, April 10, 2013

Criptozoología y realidad

Una rama poco conocida de la zoología es la criptozoología. Estos científicos (a la que la mayoría de la población llamaría simple y llanamente «frikis» o incluso «colgados») son el Iker Jiménez de la biología, de hecho se considera una pseudociencia, ya que se basa en pruebas que la ciencia descartaría. Lo que poca gente sabe, o quiere saber, es que es gracias a ellos por lo que se han descubierto algunas de las especies más raras del planeta (porque, sí, el folclore tiene base real).

 

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Andrea Mantegna, Batalla de los monstruos marinos, c. 1475.
Grabado.
Istituto Nazionale per la Grafica, Roma.

 

Y la verdad, es que animales raros hay un rato, mirad el narval (que contribuyó a la leyenda del unicornio), o el ornitorrinco (famosa es la historia de que la primera vez que se fue analizado por un zoólogo inglés, este pensó que era falso e incluso buscó las costuras entre la piel y el pico). Personalmente, mi favorito es el Kraken. Sea porque parece el hijo de Cthulhu y Godzilla o porque la frase «¡Liberad al kraken!» me parece sencillamente brillante (Sheldon Cooper está de acuerdo conmigo en esto) es un animal que me fascinó desde pequeña y su versión en la vida real (el calamar gigante) no se queda corta. ¡El bicho pelea con cachalotes y a veces gana!

 

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Imagen de la edición original de
Veinte mil leguas de viaje submarino
de Julio Verne

 

El caso es que el hombre ha sido seducido por estas especies «sobrenaturales» durante toda su existencia. Casi siempre inventados para atemorizar a los supersticiosos, sus representaciones en el arte son muy frecuentes, ya sea en relieves de iglesias durante la Edad Media, cuadros a lo largo de todo el Romanticismo y el Renacimiento,... Es ya tarde para visitar la exposición «Beautiful Monsters: Beast and Fantastic Creatures in Early European Prints» que la Art Gallery of Alberta hospedó hasta principios de marzo, pero puedes disfrutar de la belleza de los animales con el magnífico estudio de Jonh Bascom, Beauty of the Beast.

Verkopfte Romanze

Es ist, was es ist, sagt die Liebe. Allein der Versuch, sie in Worte zu fassen, scheint zwangsläufig zum Scheitern verurteilt. Lastwagenladungen voller Romane, Filme, Kunstwerke und wissenschaftlicher Arbeiten haben es nicht geschafft, zu ergründen, was passiert, wenn jemand in unserem Umfeld eine absolut irrationale Entscheidung trifft, dabei lediglich lächelnd mit den Schultern zuckt und meint: „Es ist eben Liebe.“

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Angelica Mestiti, Rapture (silent anthem), 2009 (Filmstill).
HD-Video, Farbe, ohne Ton, 10:10 min


„Aber ist es tatsächlich so einfach?“ wird sich der Realist fragen, und der Zyniker kann dazu nur müde den Kopf schütteln. Spätestens nach zwei, drei in die Brüche gegangenen Romanzen beginnen wir enttäuscht zu überlegen, ob das Herz nicht in Wirklichkeit doch nur ein Muskel ist und das Gehirn endlich die volle Verantwortung für unsere Taten übernehmen sollte. In wen verlieben wir uns wirklich - in eine Person oder in die Idee, die wir von ihr haben? Wo genau sitzt unser „Bauchgefühl“ und wie geht es ihm bei einer Magenverstimmung? Was passiert, wenn uns das Herz in die Hose rutscht - und wer holt es dort wieder heraus?

Fragen wie diese werden Künstler und Otto Normalverbraucher wohl noch ein paar Jahrhunderte lang um den Schlaf bringen – und bieten vor allem Ersteren schier endlose Möglichkeiten zur gestalterischen Umsetzung.

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David Rosetzky, How to feel, 2011 (Filmstill).
HD Video, Farbe, Ton, 148:39 min.


Man könnte meinen, ein derart universelles Thema wie die einzigartige, die ganz große Liebe, sollte in einer Ausstellung wahrscheinlich leicht zu kuratieren sein – doch We used to talk about love in der Art Gallery NSW in Sydney macht es sich alles andere als einfach. Von linkischen Annäherungsversuchen bei der ersten Begegnung, der Euphorie bei der Eroberung des Objekts der Begierde bis hin zum gebrochenen Herzen reicht die Spannweite der Emotionen, die ein liebeswilliger Mensch durchleben muss – und We used to talk about love versucht genau diese Höhen und Tiefen in all ihren Facetten zu präsentieren.

Und so ist es vielleicht sogar ganz erfreulich, dass sich die Mysterien der Liebe wohl nie ganz entzaubern lassen werden – denn sonst hätten die Künstler nichts mehr zu tun - und wir nichts mehr zu sehen.

Falls sie der schier unerklärlichen Liebe dennoch auf die Spur kommen wollen, finden Sie jede Menge Anregungen in Jp. A. Calosses „Love“ vom Verlag Parkstone International. Weiterführendes Expertenwissen können Sie sich außerdem mithilfe des „Kamasutra“ von Klaus H. Carl aneignen.

T.Lachner

Tuesday, April 9, 2013

Camino del éxtasis

¿Cuántas maneras hay de alcanzar el éxtasis? La primera respuesta es evidente, todos hemos declarado en alguna ocasión haber alcanzado ese estado momentáneo de satisfacción y armonización de los sentidos en la compañía adecuada, aunque en realidad la definición de la palabra únicamente hace referencia al embargo del alma por un sentimiento de admiración o alegría. Entonces, ¿cuál de las dos acepciones es más cierta? Pues ambas, sin duda alguna. Porque no sólo existe el éxtasis sexual sino que existe también el éxtasis místico, y si no que se lo pregunten a Santa Teresa. Sin embargo, esto no nos aclara todavía la cantidad de maneras que existen de poder alcanzar este estado de conexión máxima con nosotros mismos.

 

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Josefa de Óbidos, Santa Teresa, 1672.
Óleo sobre lienzo, 108 x 140 cm.
Iglesia de nuestra señora de la Asunción, In situ, Cascais (Portugal).

 

Recientemente, el Museum Folkwang de Essen, Alemania, dedicó una exposición a la confrontación, por vez primera, de las «fieras» fauvistas con los expresionistas rusos y alemanes. Estos dos movimientos, que tuvieron lugar al mismo tiempo, están íntimamente relacionados, pues los segundos no hicieron otra cosa que tomar los avances revolucionarios de los primeros como punto de partida para después modelar su propia personalidad artística. Los colores, a los fauvistas, les sirvieron para redefinir la relación entre arte y naturaleza en sus obras, y consiguieron así desvelar el contenido pictórico a través de su poderosa interacción. Los expresionistas, por su parte, utilizaron esta violencia de colores para manifestar su visión interior. En la exposición se pudieron ver, por el bando de los fauvistas, cuadros de Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlamincky, por el de los expresionistas, de Edvard Munch, Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Alexej von Jawlensky, Wassily Kandinsky, Gabriele Münter y Franz Marc. Como si de una batalla se tratara, estos dos estilos fueron puestos frente a frente para librar un combate por la búsqueda del éxtasis a través del color. 

 

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Franz Marc, El molino encantado, 1913.
Óleo sobre lienzo, 130,2 x 90,8 cm.
Art Institute of Chicago.

 

Como vemos, no existe una única manera de experimentar una sensación embargadora. Si indagamos un poco podremos incluso declamar a los cuatro vientos que estamos extasiados de felicidad por muchos motivos: sujetando una bebida fresca en la tumbona de una playa paradisíaca, mirando a la luna con tu pareja en una noche de primavera ―sin tocarse obligatoriamente―, llegando a la cima de una de las montañas más altas del mundo, acabando un trabajo que nos ha llevado muchas horas completar, etc. Y si no que se lo digan a los miembros de la asociación de desahucios, que luchan cada día por cambiar una sensación embargadora por el éxtasis que supone hacer recapacitar a un banco.

Para profundizar en este estilo tan personal y revolucionario, tenemos en nuestro catálogo el magnífico libro de Ashley Bassie, Expressionism (en inglés) y el excelente monográfico sobre Edvard Munch, de Elizabeth Ingles (en inglés). 

Did You Know...?

Islam: What has it given us? Other than the obvious furious debates surrounding it and hatred in Western countries which has stemmed from some spectacular ignorance…

But that’s another story.

Today, I don’t want to kick-start a massive hoo-ha (in British English that word means trouble/ruckus, in case any Americans out there thought I meant something slightly off colour), but I do want to look at some of the lesser known facts and figures of the world’s second-largest religion.

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Dervish’s Patchwork Cloak
Iran, mid-19th century
Cotton, Felt, Fur
Collection of Julius Heinrich Petermann, 1857
Staatliche Museen zu Berlin, Berlin


1.)    Islam has been around for around 1400 years.

2.)    This has led to the medieval Islamic inventions or discoveries of:

-  Sulfuric Acid and Hydrochloric Acid. Chemists, you may say thank you.

- For art, Arabesque : if you’re unfamiliar with the design, just check out a Mosque… or the Spanish Alhambra!

- Marching bands. So you thought that was American? Think again! This has been around since the 1500’s… and was started by the Ottoman Empire (today known as Turkey).

- Coffee! The earliest evidence of knowledge of brewing coffee beans as a beverage comes from the Yemen, in approximately the 1400’s. Everyone: you may say thank you!

- The watch… this timeless accessory (bad joke intended) certainly has made it through the ages!

- The submarine. Ottoman Ibrahim Effendi invented a working submarine in 1720… Ok, so not exactly contemporary, but we’re out of the medieval period.

3.)    Did you know that there is such a thing as a Burqini?! (Swimsuit for Muslim women, which looks a bit like a wetsuit, but is made from swimwear fabric.)

4.)    The first Muslim Palestinian to win the Nobel Peace Prize was Yasser Arafat. This was in 1994.

5.)     The first (and so far only) Iranian, and first female Muslim, to win the same prize is Shirin Ebadi. The rumour goes that her prize was confiscated in 2009 by the Revolutionary Court. Needless to say, this was later denied by the authorities.

6.)    Some very well-known figures in Western culture are Muslim. These include:

-          Muhammad Ali

-          Mike Tyson

-          Jermaine Jackson

-          Dave Chappelle

-          Said Taghmaoui (you may recognise him from Lost, G.I. Joe: The Rise of Cobra)

7.)    The Turkish architect Sinan, one of the most famous Islamic architects, built the Suleymaniye Mosque in the latter half of the 16th century. This Mosque is still one of the dominant features of the Istanbul skyline.

Now, did you know all of that? If so…. Well done.  If not, why not try looking up a few more fun facts? Disclaimer: not guaranteed to defuse all volatile debates, but dropping one or two nuggets of information into the argument may calm events down a tad. At any rate, isn’t it better to be thought of as rather odd, than start a game of fisticuffs in the local?

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Child’s Dress
Turkmen, Afghanistan, mid-20th century
Cotton, Silver, Coins, Cowry shells, Pearls
Collection of Hans Burkhard
Staatliche Museen zu Berlin, Berlin


Art and architecture – with 1400 years worth of history, it is of course to be expected that such a powerhouse that is Islam would bring some degree of art history to the table. You can get an insight of just how much diversity and richness of art Islamic culture has produced at the National Museum of Berlin. Running since November 2011 (and currently still ongoing), the Muslims’ Worlds exhibition welcomes you! If Berlin isn’t your next port of call, why not get yourself a copy of Gaston Migeon and Henri Saladin’s Art of Islam?

Monday, April 8, 2013

A la caza del tesoro

Ya no quedan piratas. Al menos no del tipo de aquellos errantes del mar con parche en el ojo, loro en el hombro y pata de palo. Mucho han hecho las películas recientes sobre el sujeto por alterar el mito y mostrar al pirata como un apuesto galán defensor de buenas causas, pero en mis infantiles recuerdos están grabadas las imágenes de este otro tipo de pirata malo que solo se preocupaba por robar barcos cargados de metales preciosos y beber mucho ron, todo ello con una buena dosis de rudo lenguaje y mala leche. Arrrrr.

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Arnold Böcklin, Attack by Pirates, c. 1880. Barniz de color en lienzo de caoba, 153 x 232 cm. Wallraf-Richartz-Museum, Colonia (Alemania).


Y es que no tenía que ser fácil estar todo el día en alta mar sin rumbo fijo, rodeado de marineros sin escrúpulos y sin entablar contacto con nadie más que con los barcos a los que se buscaba saquear y hundir, preferentemente en ese orden, asesinando de paso a todo aquel que no estuviera de acuerdo con el plan. Por eso me resulta más creíble la imagen del rufián asesino que la moderna versión idealizada, más útil también porque enseñaba a diferenciar a los buenos de los malos, algo sobre lo que hoy en día nos empeñamos en errar, demarcando límites absurdos para no caer en lo políticamente incorrecto y, al mismo tiempo, reescribir la historia. Por desgracia, los malos de hoy en día son terroristas con acento o meras invenciones del pasado o del futuro, cuando no una mezcla de ambas cosas. Pero estábamos diciendo, los piratas. Un triste corolario de su desaparición, ignoremos por un segundo que esta ocupación está de nuevo en alza por las costas caribeñas o de Asia, es la obligación de desistir de imaginar la búsqueda y hallazgo de tesoros. Ya no quedan pergaminos ajados y amarillentos con el dibujo de la tierra de alguna costa en la que se podía encontrar, debajo de la x, el botín de algún bucanero entrado en años, que viendo lo mal que iba ya por aquel entonces la cosa de las pensiones, decidía esconder todos sus tesoros en un baúl. Pero todo esto ha pasado ya de moda, ahora los filibusteros ya no roban por el placer de no trabajar todos los días ni, menos todavía, entierran sus tesoros lejos de la vista de despistados transeúntes.

O eso nos habíamos creído. El primer conde de Iveagh, Edward Cecil Guinness (1847–1927), gracias a una abultada herencia proveniente de la cervecería más importante del mundo, no sabría decir cuál, amasó en su modesta mansión de Londres una enorme colección de retratos, paisajes y obras holandesas y flamencas del siglo XVII. Esta colección, llamada Iveagh Bequest en su honor, fue donada tras su muerte al Estado y se encuentra desde entonces alojada en la Kenwood House de la misma capital. Este tesoro se componía de obras maestras de figuras como Rembrandt, Van Dyck, Gainsborough, Reynolds, Hals, o Turner, y ha sido objeto de admiración desde su donación hasta que las obras de renovación del edificio de la Kenwood House interrumpieron las visitas. Por este motivo, los dueños decidieron no privarnos a todos de su contemplación y dejaron a los cuadros atravesar el océano para cederlos en una exposición temporal al Milwaukee Art Museum: Rembrandt, Van Dyck, Gainsborough: The Treasures of Kenwood House, London y aquí podéis ver un pequeño resumen (en inglés). En la muestra se podían ver 48 obras culminantes de una época, entre las que se encontraban joyas como el Retrato del artista de Rembrandt; Mary, condesa de Howe de Gainsborough; Princesa Henrietta de Lorena asistida por un paje de Van Dyck; Escena de la costa con pescadores halando un barco de Turner, o Miss Murray de Lawrence.

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Joseph Mallord William Turner, A Coast Scene with Fishermen Hauling a Boat Ashore ("The Iveagh Sea-Piece"), c. 1803-04. Óleo sobre lienzo, 91,75 x 122,55 cm. Kenwood House, Londres.


Así que ahora ya podemos marcar con una x el punto de la costa inglesa donde se encuentra este tesoro artístico, la Kenwood House, pues la exposición temporal ya cerró sus puertas (mejor, esta otra nos queda más cerca, que una cosa es ser pirata y otra muy distinta estar meses en un barco para apoderarse de la conquista). Así podremos matar dos pájaros de un tiro, revivir nuestras aventuras infantiles mientras imaginamos aprehendernos del tesoro y, al llegar, gozar de la magnífica selección del heredero coleccionista. Para el viaje, como siempre, una pequeña recomendación: el libro de la serie grandes maestros de Victoria Charles sobre Anthony van Dyck y el de Émile Michel sobre Harmensz Van Rijn Rembrandt. Ah, y no olvidéis el líquido para no deshidrataros, no sé, así de repente se me ocurre: ¡Ron, ron, ron, la botella de ron!

 

PS: Para aquellos que hayáis temido lo peor, no os preocupéis, los cuadros hicieron el viaje en avión, que ya sabéis que últimamente los piratas están otra vez haciendo de las suyas. Y no me vengáis con que los viajes en avión tampoco son ya seguros, que yo no me lo creo, aunque eso lo dejaremos ya para una próxima entrega.

Thursday, April 4, 2013

The Good, the Bad, and the 17th Century

Here we are again at the 17th century, the time of Master Rembrandt and his many self-portraits. But, frankly, when I consider wanting to go back in time, I don’t fancy returning to the 17th century. There were a tonne of wars. Famines in Russia, France, and Finland and a plague in both Seville and London. Shakespeare died, for crying out loud – I’m still mourning this loss.

 

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Rembrandt van Rijn, The Landscape with the Three Trees, 1643.
Etching, drypoint, and engraving, 21.3 × 27.8 cm.
Collection of Marie and George Hecksher.

 

The Good:

  • Jamestown, Virginia was established – which later led to a massacre of 347 English settlers by the natives (essentially score one and only)
  • St Peter’s Basilica was completed
  • Torture was outlawed in England (we’re still waiting for that in other countries)
  • Cape Town was founded
  • New Amsterdam was founded and soon thereafter renamed New York – I wonder what it would be like if it were still named as such?
  • The Taj Mahal was started and completed
  • The steam engine
  • Bach and Monteverdi
  • Rubens
  • Donne and Milton
  • Galileo and Newton
  • (As discussed before) Ice cream

 

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Rembrandt van Rijn, Self-Portrait with a Velvet Beret and a Jacket with a Fur Collar, 1634.
Oil on oak, 58.4 x 47.7 cm.
Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin, Berlin.

 

The Bad:

  • The pilgrims arrived on the Mayflower
  • Aurochs became extinct (I bet you don’t even know what they are)
  • Mount Vesuvius erupted
  • The Great Fire of London (which might be good because it got rid of that pesky plague)
  • The Ottomans
  • Louisiana was claimed by France
  • Salem witch trials
  • Calculus

 

So maybe a fair amount of interesting and positive things occurred, but the bad here weigh rather heavily. I’m much happier in the 21st century, with the ability to look back smugly and mock.

 

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Rembrandt van Rijn, Portrait of Hendrickje Stoffels with a Velvet Beret, c. 1654.
Oil on canvas, 74 x 61 cm.
Musée du Louvre, Paris.

 

Visit the de Young Museum in San Fran to see Rembrandt’s Century, through 2 June, whilst still enjoying all of the luxuries of today. Also, keep an eye out for Rembrandt by Émile Michel, out soon from Parkstone!

 

-Le Lorrain Andrews

Wednesday, April 3, 2013

Modernismo o modernos

Hoy en día cuando oímos la palabra moderno inmediatamente la asociamos con esas personas que últimamente se han apoderado de las calles con una estética bastante definida que no deja indiferente a nadie y que les impide pasar desapercibidos. Los elementos comunes que los caracterizan son sin duda la ropa vintage y las «gafapastas». No hay mucho que se pueda objetar sobre la estrategia comercial de los vendedores de ropa de segunda mano para reactivar sus ventas y conseguir que todo un colectivo haga de la ropa vieja y usada una marca de identidad, aunque se podría argumentar que en muchas ocasiones la etiqueta vintage, irónicamente, parece convertir los viejos trapos en colecciones de temporada salidas de una casa de moda de Milán si nos fijáramos solo en los precios. Sin embargo, los que tienen que estar contentos con esta nueva moda son los fabricantes de gafas, sobre todo los de esas gafas que nadie quería llevar en el colegio porque los otros chicos se reían de ellos, pero que ahora llevan todos los actores y actrices cool ―podría decir de moda, famosos, conocidos o incluso del momento, pero no sería lo mismo―. Eso sí, los que no tienen que estar para tirar cohetes son los fabricantes de cristales, ya que por suerte para el género humano la incidencia de personas con deficiencias visuales, graves o no, no ha aumentado de la noche a la mañana, y estos jóvenes audaces solo llevan las gafas porque quieren, en muchas ocasiones sin el vidrio corrector. En caso de duda, hacer un pequeño estudio estadístico alrededor.

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Otros atributos concurrentes de esta nueva pero extendida tribu urbana son: las barbas pobladas o los finos bigotes para chicos; para chicas, los pantalones cortos, imprescindible que sean muy cortos, con chaqueta; para chichos, camisetas con cuello de pico hasta la cintura, donde pueda verse mucho pelo o un tatuaje; los vestidos cortos y estampados para chicas; pantalones largos, lo más ajustados posible y que no tapen los calcetines; calcetines con colores muy vivos o, mejor incluso, los chicos sin calcetines y las chicas medias con agujeros; tatuajes bien visibles y originalmente redundantes, motivos chinos o marineros, con preferencia por la muñeca, el cuello, el pecho o, por qué no, en todo el brazo y con muchos colores; botas de combate militar para la batalla urbana diaria; un skate ―o monopatín de toda la vida―; un colgante que llegue hasta el estómago y haga apología de los años 70 en adelante; una bicicleta de colores puros con frenos de contrapedal, manillar recto y ruedas extrafinas ―que tras una ligera búsqueda he conseguido averiguar que se denominan fixie―; una extrema delgadez; y, por último, aunque podría seguir con la lista durante un par de párrafos más y aunque básicamente todo se reduzca a dar primacía a la estrafalaria combinación de ropa pasada de moda, el punto más importante: mezclar los idiomas inglés y español a partes iguales y a ser posible dentro de la misma frase.

Allá por el siglo XVII hubo una batalla entre antiguos y modernos, ni mucho menos una pelea entre pensionistas y jovenzuelos eclécticos, que abrió un gran debate acerca de lo que era más importante: si la imitación de los autores denominados clásicos o antiguos, es decir, los griegos y los romanos, como modelo de creación artística perfecta e insuperable, o una innovación adaptada a la época contemporánea y que diera cabida a nuevas formas artísticas. Este debate que dura hasta el día de hoy, y que se limitaba a la literatura, es aplicable también a la pintura y escultura. Si no que se lo digan a Will Grohman, quien se vio inmerso en una situación parecida en pleno siglo XX cuando decidió erigirse en el crítico artístico que abanderara el arte moderno y abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su caso es particular porque tenía dos frentes abiertos, por una parte, insistía en defender la legitimidad del arte abstracto frente a posiciones figurativas intransigentes y, por otra, estaba empeñado en promocionar el arte germano en una época en que todo aquello que viniera de Alemania despertaba un gran recelo. Este doble apoyo incondicional, al arte moderno en general y al arte alemán en particular, así como el descubrimiento de grandes nombres del siglo XX le convirtieron en una figura imprescindible de la crítica artística europea y norteamericana durante más de 50 años. Su nombre aparece una y otra vez en los textos que discursan sobre figuras tan importantes como Kirchner, Kandinsky, Braque o Klee y su voz se convirtió en un referente internacional para hablar de estos artistas, algunos de los cuales se lo agradecieron con retratos. Asimismo, ofreció su apoyo a movimientos artísticos innovadores como Die Brücke, Art Informel, o incluso Bauhaus. Su biografía profesional destaca como ejemplo del potencial que posee la crítica para cambiar la concepción artística predominante, sus reseñas modelaron la historia del arte y sus monográficos y catálogos razonados continúan sirviendo de estándar hasta el día de hoy. Uno de sus grandes logros fue mediar entre todas las partes involucradas en el mundo del arte: artistas, galerías, museos, medios de comunicación y público, con el objetivo de conseguir una mayor audiencia para un arte vanguardista que necesitaba una forma de percepción diferente.

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Vasili Kandinsky, Composición VIII, 1923. Óleo sobre lienzo, 140 x 201 cm. Solomon R. Guggenheim Museum.


Por todos estos motivos, las Staatliche Kunstsammlungen Dresden, o lo que es lo mismo las Colecciones Nacionales de Dresde, Alemania, en concreto la Galería de arte de Lipsiusbaum, Kunsthalle im Lipsiusbau, le dedicaba hace poco una exposición en la que reunían pinturas, esculturas, dibujos, fotografías y un montaje de video de artistas contemporáneos junto con la colección de arte del propio Grohmann, por primera vez en exposición en Dresde desde 1933. Con esta interacción se buscaba
acentuar las vías ocultas en que los artistas y los trabajos se relacionan entre ellos, y cómo Grohmann facilitó la creación de redes para la promoción del modernismo. La exposición se llamaba En la red del modernismo. Kirchner, Braque, Kandinsky, Klee ... Richter, Bacon, Altenbourg y su crítico Will Grohmann, y podéis ver un resumen aquí (en inglés).

Sinceramente, ¡qué alivio! Y pensar que los que se autodenominan modernos justamente utilizan lo contrario para definirse. La vida está llena de contradicciones, no vamos a descubrir nada con esta afirmación, pero menos mal que nos queda el consuelo de volver a la ruptura de modelos establecidos y a su adaptación a una nueva forma de percepción de la realidad para entender lo que significa de verdad proponer un avance modernista. Aunque, claro, lo mismo estos chicos y chicas piensan que sus indumentarias estrepitosas los acercan al futuro sin necesidad de desprenderse de sus raíces ancestrales. No. No creo. Dudo que detrás de la elección de la forma de vestir de esta plaga urbana haya una meditación demasiado profunda e interiorizada. Volvamos a lo nuestro…

No obstante, aunque la muestra haya pasado no debemos dejar caer ninguna lágrima, ya que por suerte tenemos a nuestra disposición estos tres fabulosos monográficos que harán las delicias de los amantes del arte moderno: Klee, de Donald Wigal (en español), Kirchner, de Klaus Carl (en inglés), y Kandinsky, de Victoria Charles (en español). En ellos podremos disfrutar de las obras más representativas de estos artistas en imágenes de gran formato que nos permitirán apreciar los magníficos detalles que los hicieron imprescindibles, y todo esto sin preocuparnos de temer que el gusto por el arte moderno, aunque sea del siglo pasado, nos convierta necesariamente en modernos gafapastas.

Tuesday, April 2, 2013

Mastering Monochrome

The saying goes that “it” (the world/life/politics/beliefs/love and so on and so forth) is not black and white. But what if it was?

Surely life would be a lot easier. Rules and expectations would be clear-cut and to the point. If the choice of colour was not an option, all decisions would be a lot easier, right? If we look at old films, photographs, TV, and documentaries which were shot in black and white, we hark back to what appears to be a graceful and elegant world. Simple, classy, well-organised and put together: even the music that accompanies the films/TV shows/documentaries evokes a simpler and more innocent time.

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Robert Doisneau
Picasso and the loaves, 1952
Gelatin silver print. © 2013 Gamma-Rapho / Getty Images
The Museum of Fine Arts, Houston


I know that in reality, life was not quite so straightforward... we had a Great Depression and a couple of World Wars to prove it. (It is true that as soon as black and white meet, shades of grey inevitably appear.) But, sometimes, it would be nice to imagine that back then, in the era of black and white, they had life sorted.

However, that is what we have art and film and photography for; we use it as a means to escape our own reality, or even as a means to help us understand it. If black and white highlights the contrasts then colour blends them together, so sometimes it is necessary to just take a step back and go back to black and white for a moment to see what is truly important.

Picasso understood this, and we can see this very clearly in his series of black and white palette explorations. He strongly believed that colour weakens the structure and independence of line and form, so he went back to the basics and a simple, but strong, palette. It can be seen through different periods of his work, from the Rose and Blue periods, through to Cubism, and even in Surrealism; thereby proving that this was not just a passing flight of fancy.

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Picasso Black and White
Exhibition Catalogue
The Museum of Fine Arts, Houston


Picasso was to influence some very big names in the art world, including Jackson Pollock and Arshile Gorky, and their black and white pieces may be said to especially reflect the intensity of Picasso’s own works in these tones. His influence and experiments in the area of black and white on form and structure have filtered through into other areas of art as well. Photographers such as Annie Leibovitz have learnt that reverting to black and white can greatly enhance their composition and subject, which has certainly led to other photographers taking their cue from her (which I am sure that many female fans of Jake Gyllenhaall and Ryan Gosling are very grateful for!).

To find out more about Picasso’s mastery over monochrome, head over to the Museum of Fine Arts, Houston which will be holding a Picasso Black and White exhibition until the 27th May. If the Lone Star State is a bit of a hike, as an alternative, why not pick up a copy of Picasso by Victoria Charles?

Art from the Land of the Rising Sun

Japan, in comparison with many other countries, is rather small, though it ranks tenth amongst the world’s highest populations. More fascinatingly, it has one of the richest and most eclectic art histories to speak of when considering it on its own. Yes, various countries in Europe do this or that, and Africa has a slew of artistic variety, but we’re just talking one country – 6852 islands, if you really want to talk about how amazing Japan’s universally-acknowledged solidarity is.

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Utagawa (Ando) Hiroshige, Inside Kameido Tenjin Shrine, 1856.
Woodblock print, 34.1 x 22.2 cm.


Continuously infiltrated by other powers (China, Russia, Germany’s money, and the United States), art in Japan has successfully maintained a focused and healthy presence in the art world since the seventh century – which is not to say there aren’t older relics, but Buddhist art was the first to make an impact. From woodblock prints to Ukiyo-e, and calligraphy to shungas, at the end of the day I would argue that Japan had a larger influence on European art than the other way around. Just a few examples of this hypothesis include Degas, Van Gogh, Monet, and Mucha.

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Katsushika Hokusai, The Great Wave of Kanagawa, originally 1826-1833.
Part of the series Thirty-six Views of Mount Fuji, no. 21.
Colour woodblock print.


Get over to the Tokyo National Museum to get a glance at the Highlights of Japanese Arts exhibition. Find yourself enthralled with mirrors, picture scrolls, and military attire. Can’t get enough art from The Land of the Rising Sun? Check out Hiroshige by Mikhail Uspensky or Forbidden Asia by Hans Jürgen-Döpp.

-Le Lorrain Andrews