Este acaudalado impresionista tuvo parte de culpa del éxito de sus compañeros y luego cayó en el olvido (¿quizá por su toque naturalista?). Y digo que tuvo culpa porque se convirtió en su mecenas, además de amigo y colaborador, y no contento con eso, a su muerte donó su colección al Estado.
Calle de París, día lluvioso, 1877.
Óleo sobre lienzo, 212,2 x 276,2 cm.
Art Institute, Chicago.
Es precisamente esta mezcla de impresionismo y naturalismo lo que, a mi parecer, lo hace interesante y le da ese aspecto de fotografía a sus obras. Eso, además de los temas elegidos, claro, ya que como buen impresionista se dedicó a retratar el París urbano, pero lo hizo con un aire más del siglo XX que del XIX (hay quien afirma que le recuerda a Hopper, y no me parece una comparación desacertada).
La exposición «Gustave Caillebotte. An Impressionist and Photography» del Schirn Kunsthalle de Fráncfort del Meno hace especial hincapié en este aspecto fotográfico; tanto que expone, junto a las obras de Caillebotte, fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX. Si tienes un rato, puedes acercarte y maravillarte con la obra de este no tan conocido pintor. O si lo prefieres, puedes hacerte con este libro de Nathalia Brodskaya.
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