Este autor ruso perteneciente a Los Itinerantes (Peredvízhniki) dedicó su vida y obra a retratar las desigualdades de la Rusia de los zares (qué lejano suena y qué cerca estamos de volver, llamadme tremendista) representando por un lado las duras condiciones de vida de los campesinos y por el otro el lujo de los poderosos así como la represión contra los principios de revolución (nadie dijo que cambiar el régimen fuera fácil). Me resulta especialmente sobrecogedora la violencia que se respira en Arresto de un propagandista.
Ilya Repin, Arresto de un propagandista, 1880-1889.
Óleo sobre lienzo, 34,8 x 54,6 cm.
Galería Estatal Tretyakov, Moscú.
La relevancia de este autor es tal, que Stalin (de quien podríamos hablar largo y tendido, pero no es el sitio ni en momento) lo adoptó como favorito y fue ejemplo para el realismo socialista (seguro que de vivir en esa época hubiera acabado en un gulag en Siberia por disidente, pero tuvo la suerte de morir en 1930). Irónicamente, el territorio en el que estaba su casa fue anexionado a Finlandia después de la Revolución del 17, por lo que nunca llegó a vivir en la URSS.
Ilya Repin, Retrato de Leon Tolstoi como labrador en un campo, 1887.
Óleo sobre cartón, 27,8 x 40,3 cm.
Galería Estatal Tretyakov, Moscú.
Actualmente, es uno de los máximos representantes de la pintura rusa del XIX (seamos francos, aparte de los iconos religiosos, ¿alguien conoce algo anterior?) y el museo Bunkamura, en Tokio, ha decidido dedicarle una exposición que se podrá visitar hasta el 8 de octubre. Si estás por allí cerca puedes aprovechar para visitarla y, si no, puedes disfrutar en tu casa de este libro magníficamente ilustrado de Grigori Sternin y Jelena Kirillina.
[...] ruso es como decir que Leonardo Dantés es cantante). De todos modos, como buen alumno de Repin, cuando las cosas se pusieron feas no tuvo dudas de a quién apoyar y así, en 1905, abandonó la [...]
ReplyDelete