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Thursday, September 20, 2012

Edad media y devoción

Cuando pensamos en la Edad Media nos viene a la mente oscuridad, suciedad, guerras, atraso cultural... Es un poco como la versión menos romántica de Juego de Tronos (esa que harían si retrataran la vida del pueblo en vez de la de los nobles). Pero hay más, mucho más.

Una de las principales ocupaciones, al parecer, era rezar. Y debido a esto tenemos cantidad de obras de temática piadosa, manuscritos iluminados, obras teatrales,.. ¿atraso cultural? me parece que no. Tan sólo es que la cultura se concentraba en manos de unos pocos (principalmente la Iglesia), pero gracias a la devoción de la época ahora conservamos auténticas maravillas en forma de libros de horas, devocionarios, biblias y literatura devota en general, cuyas iluminaciones y miniaturas nos cortan el aliento por el detalle al que son capaces de llegar (en realidad los monjes tampoco tenían mucho más que hacer).

 


Misal de Reims (Missale Remenense), La Creación del mundo, 1285-1297.
Pergamino, latín, 23,3 x 16,2 cm.
París.


 


Bestiario, Adán dando nombre a los animales, finales del siglo XII.
Pergamino, latín, 20 x 14,5 cm.
Inglaterra.


 

Y son precisamente estos libros lo que nos ofrece el Getty Museum en su exposición The Art of Devotion in the Middle Ages que se podrá visitar hasta el 3 de febrero de 2013 (atención, cambiarán de página el 11 de noviembre, igual queréis pasaros dos veces). O si prefieres disfrutarlos con más calma, llévate a casa este libro de Edmond de Goncourt y Jp. A. Calosse con una selección de manuscritos iluminados.

 

 

Wednesday, June 13, 2012

Los libros de horas en la Edad Media

Si pensamos en iconos medievales nos viene a la cabeza El Cid Campeador, representando la Reconquista y las guerras de religiones, de las que nos quedan castillos como el de Loarre (Huesca), el de Lorca (Granada), o el de Montjuïc (Barcelona). Por otro lado tenemos las peregrinaciones religiosas y los magníficos edificios góticos y románicos, como las catedrales de Santiago de Compostela, León, Burgos o Salamanca.

De esto se deduce que la parte integradora de la vida y el arte medieval era la religión, elemento tan importante que no fueron pocos los nobles que quisieron incorporar elementos monásticos a su vida cotidiana. Para ello nacieron los libros de horas, un compendio de salmos, oraciones y abundantes iluminaciones referentes a la vida cristiana que permitían al devoto llevar al día (o más bien a la hora) sus rezos y de manera personalizada, ya que era compuesto especificamente para él. Una suerte de aplicación para teléfono móvil individualizada (sobre todo si tenemos en cuenta el pequeño tamaño de los libros, que facilitaba su transporte).


Hermanos Limbourg, El mes de mayo en el calendario de Las muy ricas horas del Duque de Berry, c. 1412-1416. 22,5 x 13,6 cm. Musée Condé, Chantilly.


Pero ¿eran realmente tan religiosos como aparentaban? El libro de horas encargado por el Duque de Berry, uno de los más hermosos de los que nos han llegado, se encuentra en un estado de conservación prácticamente perfecto, lo que hace pensar en un uso poco frecuente. Tanto Jean de Berry como los iluminadores del libro, los hermanos Limbourg (los tres menores de 30 años), murieron por causas desconocidas en 1416. ¿Casualidad o castigo divino?

Aún te quedan dos semanas para admirar Las muy ricas horas del Duque de Berry en el Louvre, pero si no te va bien acercarte siempre puedes recrear la época medieval con este fantástico surtido de libros sobre el arte de la Edad Media.

Monday, June 4, 2012

El Cielo, el Infierno y la Buena Muerte

Durante la Edad Media, el poder de la Iglesia Cristiana era incuestionable, así como su influencia sobre las ideas y el orden moral de la población en general. La religión era una temática predominante en el arte medieval y, con demasiada frecuencia, la figura del Jesucristo glorioso en su trono constituía el elemento central de las composiciones. A Él le correspondía la facultad de juzgar a justos y a pecadores y de imponer condenas eternas. De esta forma, el arte trataba de dar respuesta al interés por el destino del hombre fortaleciendo la fe de los virtuosos y aterrorizando a los escépticos.


Veamos, por ejemplo, el Juicio Final (1425-1430) de Fra Angelico. En la obra del beato, una corte angélica rodea al Cristo entronado, a quien también acompañan el Bautista, la Virgen y los santos. Con la mano derecha señala al Cielo, mientras con la izquierda nos advierte del destino infernal que espera a los impíos. A la derecha de la composición, un grupo de ángeles guía a los virtuosos hacia una de las mansiones celestiales del Paraíso, que se representa como un hermoso jardín, para que se reúnan con sus seres queridos. A la izquierda, se nos aparece una escena tenebrosa: figuras demoníacas arrastran a los réprobos al Infierno, donde deberán sufrir una eternidad de angustias. En el foso más profundo, el Príncipe de las Tinieblas devora a tres pecadores mientras retiene a otros dos entre sus garras.


Estas imágenes, que en su época despertaron terror, se observan con descreimiento en la actualidad. La contraposición entre la divinidad estática y la exaltación siniestra del sufrimiento resulta cuanto menos risible. ¿Qué necesidad hay de rodear la muerte de terrores, tormentos y condenación eterna? ¿Debemos vivir en oración y recogimiento para prepararnos para la vida después de la muerte o más bien deberíamos aplicar el concepto griego de la «buena muerte» y abordarla con serenidad como el colofón de una buena vida?

Para reflexionar sobre esta y otras representaciones cargadas de simbolismo religioso, no te pierdas la exposición sobre las representaciones de la muerte en la Edad Media «Heaven, Hell, and Dying Well: Images of Death in the Middle Ages» que acoge The J. Paul Getty Museum hasta el 12 de agosto de 2012. Si te pilla un poco lejos, no dudes en llevártelas a casa con Art of the Devil, un ebook de arte de gran calidad que contiene abundantes imágenes sobre la vida después de la muerte, inspiradas en los mayores temores de los artistas.