Alfred Stieglitz y Georgia O'Keeffe, 1929.
Yale Collection of American Literature, New Haven, CT.
Se enamoraron perdidamente después de conocerse en la galería de arte de vanguardia que Stieglitz regentaba en Nueva York, la mítica 291. Ella, que llegaría a ser la primera mujer en tener una retrospetiva en el MoMA, era entonces una desconocida. Stieglitz utilizó su influencia para promocionarla ya antes de que ambos comenzaran a vivir juntos. Él entonces estaba casado y le sacaba nada menos que veintitrés años a O’Keeffe pero, como en las mejores historias de amor, eso no fue un impedimento.
Georgia O’Keeffe, Patio con nube, 1956.
Óleo sobre lienzo, 91 x 76 cm.
Milwaukee Art Museum.
El amor era de película, sí, pero no todas las películas acaban bien. Una vez casados, la relación entre estos dos creadores fue muchas veces tormentosa (alguna infidelidad incluida). La opresión que O’Keeffe llegó a sentir junto a Stieglitz la hizo viajar largas temporadas a Nuevo México, donde redescubrió la libertad y su potencial creativo. Aunque aún amaba a Stieglitz, cada vez era menor el tiempo que pasaban juntos. De hecho, después de la muerte de éste, O’Keeffe se trasladó defintivamente a esta región desértica del sur de Estados Unidos.
Cerro Pedernal (Nuevo México) era uno de los motivos preferidos de Georgia O'Keeffe.
El Georgia O’Keeffe Museum de Santa Fe le dedica ahora una exposición a esta larga última etapa de la vida de la artista. O’Keeffe fue supliendo el amor hacia Stieglitz por un ensimismamiento dirigido hacia los paisajes y los pueblos indígenas de Nuevo México. Tienes hasta el 11 de septiembre para visitar la exposición Georgia O'Keeffe en Nuevo México: Arquitectura, Katsinam y la Tierra. En Parkstone tenemos publicados libros sobre esta gran artista en casi todos los formatos, así que puedes ir leyendo alguno mientras preparas el viaje.
Rubén Cervantes Garrido.
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