Vicente López Portaña, El pintor Francisco de Goya, 1826.
Óleo sobre lienzo, 95,5 x 80,5 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid.
Goya fue un afrancesado ilustrado profundamente católico y quizá es esta aparente contradicción la que le ayudó a mostrar las que veía a su alrededor, plasmadas en gran cantidad de obras. O quizá fue sencillamente su condición de reformador, comulgante con el partido liberal sobre todo en materia de educación, la que le llevó a plasmar toda suerte de vicios y malas costumbres que criticaba en sus obras, en las que no perdona ni a la nobleza ni al clero. Este afán acusador se hizo aún más evidente cuando se quedó sordo, ya que su humor empeoró y dio paso a Los Caprichos. Después vino la guerra con sus horrores, que retrató fielmente. Fruto de su sordera, se le fue agriando el carácter, volviéndose huraño y asocial. Se aisló en la Quinta del Sordo y realizó sus pinturas negras. Esto fue antes de partir hacia Burdeos, harto de un rey al que no consideraba digno, y morir en el exilio.
Francisco de Goya y Lucientes, El 3 de mayo en Madrid, 1814.
Óleo sobre lienzo, 268 x 347 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid.
Date prisa y acércate al British Museum (Londres) para contemplar las obras de grandes artistas españoles como Goya, Velázquez, Murillo,... que estarán expuestas hasta el día 6 de enero. Si no te da tiempo, siempre puedes disfrutar en casa de este libro, escrito por Jp. A. Calosse, o este otro de Sarah Carr-Gomm.
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